Caminando por la senda equivocada.

jueves, 29 de marzo de 2012

En silencio

Vengo volviendo de un paraíso que me abandona cada cierto tiempo.
¿Por qué suena tan fuerte mi interior?, Dudas y silencio.
Pero podía transportarme una vez más al alivio de tus ojos,
podía volver a la felicidad perdida entre niebla gris.

Pelo largo y ondulado, pasto verde y frío.
Momentos en que escapamos, momentos en que evadimos lo real.
Vino tinto, lágrimas cayendo, mente en blanco, tiempo perfecto.
Gente que camina, gente detenida, gente que ríe,
no perciben los sentimientos que rodean esas calles húmedas.

 Estaba todo bien, excepto yo. Está todo bien, excepto esto.
Sueños que confunden, noches difíciles que regresan a mi cabeza.
Música que alivia, letras que fluyen sin saber muy bien cómo.
Piano, violín, saxofón, voces, colores pocos.

miércoles, 4 de enero de 2012

Cartas de Gabriel



Una vez instalado en la capital de Francia, decidí escribir.

En París, Francia:

Creo que ha pasado mucho tiempo desde el último día en que hablé contigo. Mañana deberíamos estar celebrando nuestro séptimo aniversario de matrimonio, pero las cosas son diferentes. Mi habitación está oscura, casi negra, sin embargo, sigo escribiendo.

Estamos en octubre, llueve en las calles, se escucha un viento feroz, los vidrios del ventanal suenan, mas en mi cabeza sigue mostrándose tu rostro feliz de aquel día en Buenos Aires.

Mañana me traslado a Berlín, por lo tanto no podré escribirte hasta la próxima semana. No dejes de escuchar nuestra canción, no dejes de extrañar nuestros momentos, no dejes de sentir amor por mí.

Con amor, Gabriel
04 de octubre, 1983

Apagué la vela que poco iluminaba, cerré el cuaderno, pensé en tus ojos, y empecé a soñar:

Me gusta estar contigo, Sofía
- Pensé que no volveríamos a estar juntos, Gabriel

El cielo se tornó gris, el acordeón dejó de sonar, los gorriones cesaron su canto, el reloj detuvo su marcha, tu rostro se desvaneció entre humos rojos y se marchó al cielo de mis sueños.

Me levanté de la cama para iniciar mi viaje a Alemania. Estando allí, quise escribirte:

En Berlín, Alemania:

El viaje resultó como esperaba, llegué bien a esta gran ciudad. Cada día es más lo que te necesito. Cuento los minutos que faltan para que estemos juntos otra vez.

El día estaba despejado, así como a ti no te gusta. En la habitación hay un cuadro que se asemeja a los que solías pintar.

En el salón del quinto piso hay un piano, he estado practicando para darte un concierto el próximo mes, ya que algo me dice que nos veremos en noviembre, cosa que me asusta, pero tengo fe en que todo será mejor.

Te ama, Gabriel
10 de octubre, 1983


Los días siguientes pasaron rápido, perdí interés en escribir, empecé a recobrar el sentido y a percibir la realidad de manera más sensata.

Me dediqué a visitar las plazas y castillos de Berlín, me preocupé de practicar mi alemán y conocer gente nueva. Tuve ganas de reiniciar mi vida en Europa. Pero cuando noviembre finalizaba, brotó la necesidad de escribirte una última vez.

En un lugar extraño:

Las cosas han ido bien este mes, he conocido mucha gente amable dispuesta a estar conmigo, pero no aguanto más, te necesito en mi vida.

Por las noches me dan crisis de pena, de pánico, y no tengo en quién apoyarme. Tenías razón cuando me decías que dependo mucho de los demás, pero hoy tomé una decisión, iré a buscarte.

Gabriel
30 de noviembre, 1983

Esa fue la última carta que escribí antes de morir. Hoy estoy con Sofía en el cielo de mis sueños.


jueves, 22 de diciembre de 2011

Ella se fue antes que yo

Me acerqué a la ventana, pero ya no se veía tu reflejo,
miré hacia el mar, hacia las nubes, hacia el sol, hacia lo lejos.
Me devolví a la habitación, no entraba luz, quedé perplejo,
traté de reaccionar, me di la vuelta, observé el dorado espejo.

 En la cocina tampoco estabas, cogí una uva, lancé el hollejo,
recordé el sonido del piano, divisé un perfume viejo,
ése que me recordaba a tus ojos, al escritorio nejo.
Los recuerdos reaparecieron, llegó el momento, ahora me alejo.

 En virtud de los recuerdos, sonreí un tanto perdido,
sintiendo los latidos, escarbé entre mis sentidos,
cabeza deteriorada, un corazón haciendo ruido,
razones obvias, suspicacia, un par de canciones, diez sonidos.

 De la vida que olvidamos, de los besos añejados
entre dos cuerpos distintos, relucientes, adornados.
Pasó el tiempo sin avisar, no le importó lo revelado,
llegó la hora: me lanzo, vuelo, luego despierto a tu lado.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Obsequio al ingenuo



Caminamos al salón antiguo, bebimos vino,
de la mano, soñadores, tus zapatos femeninos.
Observamos las ventanas, los sillones, al felino,
que sin mirarnos, continuó, como volando, su camino.

Las cortinas se movían porque el viento les decía,
que la luz quería entrar, la situación se repetía.
Pero ahora el humo negro ya no era el que tenía
la custodia de tus besos, corazones que latían.

Se encendió la luz del patio, detenido observó el gato,
el momento en que dijiste: no te mientas, sé sensato.
El reloj ya no sonaba, decidí romper un plato.
Y la discusión renació, se marchó el momento grato.

Reapareció la oscuridad odiada, cruzamos las miradas,
emergieron las palabras, imaginamos una espada
atravesando nuestra cama, perforando las espaldas,
pero eran tus mentiras las que el metal apuñalaba.

La copa de cristal, de nuestras manos, desapareció,
el cuadro de las nubes, de tu mente, escapó,
la tormenta iba nadando, entre lágrimas, brotó.
Desperté, abrí los ojos, tu mentira se acabó.

sábado, 29 de octubre de 2011

Cáscaras de manzana





Desplazándose sobre el pasto verde, mal cortado,
observando colores, por el balcón, asomado,
sintiendo que la vida, ella, le había robado,
sintiendo que la brisa, los sonidos ensayados.


Sensaciones comunicadas a través de la mirada,
pasos marcados por risas exageradas,
peleas inmaduras que duraban poco, terminaban.
Felicidad, confianza extraña, caras manchadas, congeladas.


Ganas de progresar, comprometerse entre hojas verdes,
presentimiento curioso que solía someterse,
en una vida destrozada, en dos caminos, de repente,
ojos marrones; ansiedad; peticiones; todo ausente.


Canciones en inglés, irrealidad sobre las cosas,
desequilibrio émocional, cambios de ánimo; rosas,
sueños, ideas, pensamientos, ganas tramposas
de tenerte a mi lado dos minutos, cuatro horas.


Ahogado por el vino, la cerveza, Siento los sentidos extraviados,
claves de confianza, salvación, ojos cerrados,
rejas negras, cama marrón, recuerdo el pánico oxidado,
despedida ilusa, música agresiva, una canción, tiro tres dados.

jueves, 27 de octubre de 2011

Despertar, observar, leer, despertar.


En la pared está tu foto, floto,
en la cocina, platos rotos.
Una nueva discusión explotó,
sinceridad insuficiente que desencadenó
en tristeza y griterío, el sentido se marchó.

Camino a pies descalzos por la calle, voy tranquilo,
recuerdo aquel día en que veía aquel molino
dar vueltas, girar, sin pensar en detenerse;
sin pensar en que luego de 3 años pasaría a estar ausente.

Pero ahora ya no estamos, somos seres distanciados
reclamando ese pasado, que se fue diciendo: vamos.
Un último mensaje entró por la ventana,
el árbol me decía que volviste, que ahora estabas.

Pero todo era mentira, eran frases repetidas
de risas compartidas, de aflicciones no fingidas,
pasos y pasos de palabras conocidas,
frases y oraciones que sonaban, sonreían.

Mas, en el fondo, el corazón ya no creía.
Cada minuto que perdí sin encontrar una salida,
cada esfuerzo por llenarte de caricias maldecidas
por tu carencia de carisma, de verdad. Establecía

Que era el final de tu momento,
que ahora se detendría el tiempo,
que tu mirada y la mía encontrarían un reflejo
en nuevos ojos, en destinos rojos, lejos.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Sensaciones vuelan detrás de la ventana

Extrañaba este lugar, he estado ausente. El piano sigue sonando, todo es familiar, pero la madera está más gastada.
No venía hace un mes, sin embargo, no hay polvo en la mesa, no hay ratas en la cocina. Encontré la botella de vino que había dejado en el estante, la destapé sutilmente, serví un poco en la copa negra que adornaba el lavaplatos.

Las luces no encienden, hay algún problema con ellas. Al sonido del piano se le agregan esas sensaciones inéditas que extrañaba. Es todo extraño, los sentimientos no se pueden explicar, de verdad. Me dejé llevar por música, me dejé llevar por sueños frecuentes.

Respirar, sentir el agua caer sobre ti, sentir el viento golpear tu espalda, oler la playa, acostarte en tu cama mirando hacia abajo, aplastarte con las almohadas, tirarte en el pasto de una plaza vacía, ver el sol en tus ojos cerrados, disfrutar cada segundo.

Aún hay sueños pendientes, aún queda mucho por saber y conocer, pero no me apuro, estoy tranquilo.

viernes, 9 de septiembre de 2011

No se trata de comprender la muerte

Ese frío que no incomoda porque estoy en el norte,
me permite vestir poca ropa, me permite caminar sonriendo.
Es que camino por una plaza obscura, a paso apresurado,
tratando de expulsar vapor de mi boca, no pasa.


Puedo caminar tranquilo, pausado, sonrío, nada importa.
Son un poco más de las diez y ya casi no hay autos andando,
será que es día de semana, será que siempre ha sido así.
Hago un recorrido sin pensar, es todo automático, es todo natural.


Estando acá, definitivamente, pasan otras cosas, no siento lo mismo.
Pero la conversación de ayer me ayudó un poco.
El whisky estuvo bueno, nunca había disfrutado tanto ese elixir.
Empiezo a hablar pensando, empiezo a corroborar lo que creía.

sábado, 13 de agosto de 2011

Bajo el calor del invierno, entre paisajes inusuales

El misterio ya no estaba, o quizás sí, un poco.
Ahora es todo distinto, ahora comprendo lo que un par de meses atrás, no.
Recostado sobre el pasto mal cortado, bajo el cielo celeste con manchas blancas que avanzan, temperatura que me transporta a mi ciudad, al norte; calor.


La compañía perfecta, esa que alguna vez soñé, esa por la que me esforcé para tener a mi lado, sensación irracional, ideas que nacen desde más allá que la cerca roja.
Caminar a tu lado, caminar y ser protagonistas de la historia que creamos.
Es que realmente me gusta estar acá ahora, me gusta ver tus ojos rojos que sueltan lágrimas sinceras.


Me gusta que pasen las horas, que la luna desfile hasta quedar sobre nuestras cabezas,
que el alimento sea: tus besos y el vino en caja que tenemos,
que la paz nos tome en sus brazos y nos haga ser como debió ser siempre,
que la música no deje de sonar, que el paisaje cautive cada momento.


De la libertad que nos contaron, de la libertad que te quería mostrar,
de lo que significa estar tranquilos y ahogar cada problema,
de lo que aprendí cuando te vi por primera vez, de lo que trataste de ocultar,
del gato que está en tu libreta, de las caras que te hacen reír.


Y podría escribir quizás cuánto, pero recordar el momento es lo difícil,
pienso que la vida está hecha de esos segundos, minutos, horas, en que el entorno desaparece,donde es sólo el fondo de un cuadro verde en la pared de madera, podría escapar, llevarme estos recuerdos a mi hogar y convertirlos en palabras que logren tomarme y llevarme más allá.


Más allá de lo que imaginamos antes de cruzar miradas, más allá de lo que prometimos en nuestros pensamientos difusos, déjame tomar tu mano, déjame mostrarte el lugar que mencioné cuando era feliz, déjame hacerte ver lo que alguna vez estuvo en mis sueños, lo que estuvo en tus sueños.

jueves, 11 de agosto de 2011

Cuadrado de madera y tazas de porcelana

Me puse los audífonos y cerré los ojos. Traté de concentrarme en cosas lindas, traté de desvanecerme entre las notas musicales, traté de olvidar esta sensación de soledad y tristeza. Me transporté a un día cálido en el desierto, un día primaveral junto a mis padres, sin preocupación, sin estrés, sin ansiedad. Quería sentir esa grata sensación a la que llamamos felicidad, esa que no logro sentir hace un buen tiempo.

Si me trataba de concentrar en lo que pasaba "realmente", sentía pánico, me daba una crisis que ahora aprendí a controlar un poco, pero que no dejaba de ser desagradable.
¿Será que el frío complica las cosas?, y ya no sé qué necesito, ya no sé cómo hacerlo para sobrepasar estos obstáculos, siento la muerte cada vez más cerca, siento problemas que no existen.

Pienso que estando en mi hogar podría olvidar toda esta mierda que invade mi cabeza cada día más y que incluso ahora, escribiendo sobre ella, me complica la existencia y me quita todas las putas ganas de seguir adelante. Necesito ayuda! me estoy perdiendo en mi propia cabeza, me estoy perdiendo en mis propios pensamientos que no logro controlar con nada más que con un abrazo cariñoso y litros de lágrimas que dejo caer cuando estoy junto a la naturaleza.

El soñador dejó de soñar, el paraíso dejó de ser posible en la imaginación, las ganas de hacer la vida como antes, de volver al pasado y no sentir, ni ver, ni oler, ni respirar todo mi entorno.

lunes, 8 de agosto de 2011

Con mi espíritu en sus dientes

Y sentí que me iba del mundo, podía desmayarme porque así lo quería mi interior,
podía caer en los efectos negativos de esa droga llamada pánico,
perdí el control de mis sentidos, de mi mente en desequilibrio,
caminé por las calles del centro, preocupado, nervioso, esforzándome por controlar la muerte interna.


Sentí que mi corazón se iba a detener, que las palabras no iban a salir más de mi boca,
que no era capaz de mover los dedos, las piernas, los pies.
Me acosté a escuchar algo de música, mis extremidades desaparecieron, vi el final, me contuve. Gracias a tres personas me mantuve vivo, gracias a la solidaridad de gente que conozco hace 24 horas.


La sensación me golpea, tengo miedo, pena, me siento inseguro, me como las uñas.
Es sólo que fui estúpido, que no controlé la histeria, la tentación. 
Me sentí en un cuento, en una película. Irreal como siempre, irreal el entorno, irreal la existencia. Perdí la noción del tiempo, perdí las fuerzas para seguir, solté un par de lágrimas, me apoyé en un hombro.


Fue la peor sensación que he sentido en mi vida, fue el miedo más grande y más cercano,
olvidé todo, excepto a mi familia y a otro personaje que se viene reintegrando a mi cabeza desde hace un par de días.


Ahora, "a salvo", escribo oraciones que no consiguen explicar el total de la situación, escribo algo que me ayudará a comprender un par de detalles en el futuro, ayudo algo que quizá me sirva para aprender que hay que tener un poco más de tino.

lunes, 1 de agosto de 2011

Habitación compleja

Empezaste a sentirte culpable de un momento a otro,
tu entorno cada vez era más interesante, no aburrido.
Todo nuevo, pero viejo a la vez, paredes que respiraban tus sensaciones suicidas,
ventanas que observaban cada lágrima desprenderse de tu piel.

La ampolleta tambaleaba, mareada por el alcohol en tus venas,
la silla albergaba toda esa ropa que representa tu propia capacidad de hacer nada.
El reloj marcaba las once de la noche y un par de minutos, la lámpara se tomaba un descanso. La puerta no estaba cerrada, pero no dejaba ver lo que había fuera.

Lo importante no era eso, mi mente me jugaba cada vez peores pasadas,
depresión, angustia, problemas de desequilibrio en la cabeza.
El curso de las cosas, sentimientos difusos y manos sucias...

¿Será que alguna vez voy a comprender el porqué de esta sensación irreal?.
Ese bosque aparecía cada vez frente a mis ojos cerrados, árboles que ya no existen.
Tú, la que jamás comprendió el sentimiento, la que jamás se dio cuenta.