Caminando por la senda equivocada.

lunes, 9 de mayo de 2011

Irreal, todo.

Mientras tanto, yo temblaba de frío en la cama que dejaste vacía,
olvidaste una polera y una foto en mi habitación,

espero que sigas recordando todo lo que hablamos esa noche, ambos estábamos un poco ebrios,
pero no tanto así como para olvidar. ¿Volveremos a hablar?, ¿volveremos a vernos?.


La taza de café que trataba de ocupar tu lugar ya se enfrió.
Han pasado varias horas, mi cabeza se va de aquí.
Olvidé decirte un par de frases clichés para terminar de convencerte.

Olvidé darte un abrazó, me olvidé de besarte por última vez.

Ya no existe esa paz que había cuando compartíamos juntos,
ya no existe ese sonido del viento de cuando la realidad se detenía en tus ojos,
ya no existe claridad en el presente: queda incertidumbre y un par de recuerdos.


Supongo que saldré a caminar así como cuando estabas acá,
supongo que saldré a insistirle a mi corazón que aún existes,
sellaré la realidad con un suspiro y cerraré los ojos para despertar mañana.



domingo, 8 de mayo de 2011

El cielo se apoderó de su alma, susurros.

Luego de dar vuelta la página de su libreta, observó con delicadeza su entorno, pudo ver, allá en el fondo, a tres personas subiendo el cerro que se veía por el ventanal. Las nubes cubrían el cielo y la melodía nostálgica que tocaba la guitarra invadía la habitación.

Extrañaba su hogar, su familia, su cama, su espacio. Se paró de la mesa, caminó hasta el balcón, volvió a observar el cielo, pensó en el sentido vago que tenía estar ahí.

Se percató de que una sombra se aproximaba hacia él, no se preocupó, continuó observando. Escuchó un susurro en su oído, lo incitaron a hacerlo, casi no lo dudó y acompañado de la guitarra que cada vez sonaba más lento, de las drogas que circulaban por su sangre, de los pensamientos oscuros que habitaban su cabeza, de los momentos pasados que lo hicieron llorar, hizo caso a la sombra y se lanzó desde ese octavo piso. Mientras caía, sonrió por última vez y pidió perdón al cielo por la decisión tomada.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Desesperación

Trató de despertar, no consiguió mover los brazos,
observó el escritorio, la botella y los vasos,
trató de percatarse qué fantasma entró en la pieza,
se concentró, hizo un esfuerzo, no consiguió girar cabeza.


Siguió indicaciones que leyó en un libro negro,
concentró la mente en sus piernas, susurró: "no comprendo",
entró a desesperarse, se esforzó y movió las manos,
se golpeó, sintió temor, la sombra blanca dejó estragos.


Empezó a dudar en todo, el ángel lo miró pausado,
se sintió como un anciano que olvidó su gran pasado,
se paró, observó a la esencia, trató de hablar, sentía pena,
se rindió, miró su cama, se sentó y llegó la espera.


Cansado de la vida que lo llenaba de pavor,
tomó un par de pastillas y olvidó todo el temor,
abandonó sus grandes miedos consiguiendo el sueño eterno,
mala decisión cuando los sueños no son serios.


domingo, 1 de mayo de 2011

Latió rápido, despertó.

Y de una fiesta normal junto al compañero de cuarto, se subió a la micro y no pudo contener el sueño, cerró los ojos y durmió, despertó casi preciso, pero pasado un par de minutos, se paró como pudo, el alcohol no lo dejaba moverse bien, resultó difícil bajar de la máquina, se sentó y lo logró.

Caminó mareado hacia abajo, los ojos se cerraban, pero estaba conciente, trató de correr para llegar rápido a la casa, aceleró el paso, pero en cosa de minutos sus piernas dejaron de responder, los ojos se cerraron aún más, alcanzó a pensar en que era el fin, se desplomó, noche fría.

Despertó exaltado en un colchón, puso la mano en su corazón y éste iba muy rápido, los ojos muy abiertos, todo bien, normal, sin sueño, tranquilo. Otra pesadilla extraña, señales que trató de interpretar retratándolas en un escrito...