Caminando por la senda equivocada.

sábado, 13 de agosto de 2011

Bajo el calor del invierno, entre paisajes inusuales

El misterio ya no estaba, o quizás sí, un poco.
Ahora es todo distinto, ahora comprendo lo que un par de meses atrás, no.
Recostado sobre el pasto mal cortado, bajo el cielo celeste con manchas blancas que avanzan, temperatura que me transporta a mi ciudad, al norte; calor.


La compañía perfecta, esa que alguna vez soñé, esa por la que me esforcé para tener a mi lado, sensación irracional, ideas que nacen desde más allá que la cerca roja.
Caminar a tu lado, caminar y ser protagonistas de la historia que creamos.
Es que realmente me gusta estar acá ahora, me gusta ver tus ojos rojos que sueltan lágrimas sinceras.


Me gusta que pasen las horas, que la luna desfile hasta quedar sobre nuestras cabezas,
que el alimento sea: tus besos y el vino en caja que tenemos,
que la paz nos tome en sus brazos y nos haga ser como debió ser siempre,
que la música no deje de sonar, que el paisaje cautive cada momento.


De la libertad que nos contaron, de la libertad que te quería mostrar,
de lo que significa estar tranquilos y ahogar cada problema,
de lo que aprendí cuando te vi por primera vez, de lo que trataste de ocultar,
del gato que está en tu libreta, de las caras que te hacen reír.


Y podría escribir quizás cuánto, pero recordar el momento es lo difícil,
pienso que la vida está hecha de esos segundos, minutos, horas, en que el entorno desaparece,donde es sólo el fondo de un cuadro verde en la pared de madera, podría escapar, llevarme estos recuerdos a mi hogar y convertirlos en palabras que logren tomarme y llevarme más allá.


Más allá de lo que imaginamos antes de cruzar miradas, más allá de lo que prometimos en nuestros pensamientos difusos, déjame tomar tu mano, déjame mostrarte el lugar que mencioné cuando era feliz, déjame hacerte ver lo que alguna vez estuvo en mis sueños, lo que estuvo en tus sueños.

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