Caminando por la senda equivocada.

lunes, 8 de agosto de 2011

Con mi espíritu en sus dientes

Y sentí que me iba del mundo, podía desmayarme porque así lo quería mi interior,
podía caer en los efectos negativos de esa droga llamada pánico,
perdí el control de mis sentidos, de mi mente en desequilibrio,
caminé por las calles del centro, preocupado, nervioso, esforzándome por controlar la muerte interna.


Sentí que mi corazón se iba a detener, que las palabras no iban a salir más de mi boca,
que no era capaz de mover los dedos, las piernas, los pies.
Me acosté a escuchar algo de música, mis extremidades desaparecieron, vi el final, me contuve. Gracias a tres personas me mantuve vivo, gracias a la solidaridad de gente que conozco hace 24 horas.


La sensación me golpea, tengo miedo, pena, me siento inseguro, me como las uñas.
Es sólo que fui estúpido, que no controlé la histeria, la tentación. 
Me sentí en un cuento, en una película. Irreal como siempre, irreal el entorno, irreal la existencia. Perdí la noción del tiempo, perdí las fuerzas para seguir, solté un par de lágrimas, me apoyé en un hombro.


Fue la peor sensación que he sentido en mi vida, fue el miedo más grande y más cercano,
olvidé todo, excepto a mi familia y a otro personaje que se viene reintegrando a mi cabeza desde hace un par de días.


Ahora, "a salvo", escribo oraciones que no consiguen explicar el total de la situación, escribo algo que me ayudará a comprender un par de detalles en el futuro, ayudo algo que quizá me sirva para aprender que hay que tener un poco más de tino.

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