Caminando por la senda equivocada.

lunes, 28 de marzo de 2011

Se acabó, viajero.

La niebla cubría aquel grisaceo espejo,
relámpagos iluminaban ese negro cielo,
risas fingidas provenían del océano,
miradas, que pasivas, intimidaban al viajero.


Cansancio en sus piernas, al parecer, caminó demasiado.
Velas apagadas por el viento despiadado,
recipientes de madera de dudoso contenido,
sillas y papeles que no cumplían objetivos.


Casas de cristal y paisaje semi verde,
árboles inmóviles, risueños que comprenden
el sonido de esas voces que para mí: desconocidas.
Caminó, se detuvo, entendió el fin de su vida.


Así como arrancando de algo que no entiendo,
así como pensando que en un rato estaré viendo
a los árboles cayendo sobre él, no de su sombra
que escapó sin avisarle, qué estaría ya de sobra.


Permanecer ahí estancado, esperando que a su lado
aparezca aquella imagen y le explique que ha terminado.
De aquel clima funesto, que asustó al desconocido,
encontró el triste viajero, el final de su destino.