Caminando por la senda equivocada.

domingo, 24 de julio de 2011

Momentos previos a...

Ahora todo está en silencio, excepto por la vibración del vidrio que aterra a los canarios. Sueño, cansancio, impotencia, desagrado. Algo debo hacer, pensé. 


Pero no quería dejar de escribir, ambiente denso impregnado en las paredes desgastadas. La cerveza empeoraba la situación, tengo miedo, reconocí, y me dejé caer en los brazos del destino.


Conversemos cosas sin importancia, escuchemos música en otro idioma, observemos los detalles insignificantes. Siéntate a mi lado, aquí en el pasto, una última vez, antes de fugarnos al mundo de los sueños grises.

martes, 19 de julio de 2011

La tristeza observa desde el cerro vecino.

Le dedicó un poco de tiempo a las letras del pasado,
caminó entre sueños rotos observando lo grabado,
el sabor a ron en los labios le causó algo de desagrado,
observó a su acompañante, estiró las manos, se puso de lado.

Extrañaba los momentos en familia: el pasado,
se arrepintió de los errores, ingrato, insensato,
puerta cerrada, aliento displicente, pies helados,
depresión, recuerdos vagos,  ojos cerrados, verde prado.

jueves, 7 de julio de 2011

Pero

Resultó ser incómodo esto de mirar la hora cada treinta segundos, resultó ser un problema eso de recordar el pasado cada cinco minutos, resultó ser un desastre el hecho de recordar lo bueno cuando la soledad te invade, resultó ser una pena eso de pensar que las cosas saldrían bien en un mundo imperfecto. Sin embargo, las letras siguen surgiendo, los corazones siguen sintiendo, las lágrimas siguen cayendo en ese agujero azul llamado cielo. Puedes conservar los lindos recuerdos, puedes pensar que te sigo queriendo, puedes creer que olvidé todo lo que pasó, puedes conservar los detalles en tu baúl, pero jamás permitiré que botes a la basura cada palabra que
dirigí hacia tu bienestar espiritual.

Em...

Pero extrañaba el mundo de las letras. El alcohol podía ayudar un poco, la historia se repetía.
Y es que las relaciones de los otros ya no le podían afectar más, debía dejar fluir cada situación, los ojos no sabían sonreír apropiadamente. 
Dale vuelta a la página, siente los sonidos secretos en tus oídos casi sordos.
Cegado a la histeria, cegado a la marea habitual de personajes inertes.
Y así volvían las lágrimas, el sollozo previo a la incomodidad habitual. 
Deja surgir un nuevo pensamiento, una historia que no encuentra el final en un llanto.


Recordó, así como de costumbre, el momento en que se conocieron. Recuerdos borrados por minutos que avanzaron sigilosos, voces curiosas que anunciaban algo desconocido, momentos irreales que escarbaban su cerebro complejo.


Lleno de nostalgia se encerró a observar las letras, lleno de ira se concentró en cegar sus inquietudes, lleno de inquietud decidió conservar sus creencias inexistentes. 
Dejad que recorra tu sangre, dejad que la pena abandone el escenario, dejad que los momentos se hagan por sí mismos, dejad que los perros ladren el alba.