Caminando por la senda equivocada.

miércoles, 4 de enero de 2012

Cartas de Gabriel



Una vez instalado en la capital de Francia, decidí escribir.

En París, Francia:

Creo que ha pasado mucho tiempo desde el último día en que hablé contigo. Mañana deberíamos estar celebrando nuestro séptimo aniversario de matrimonio, pero las cosas son diferentes. Mi habitación está oscura, casi negra, sin embargo, sigo escribiendo.

Estamos en octubre, llueve en las calles, se escucha un viento feroz, los vidrios del ventanal suenan, mas en mi cabeza sigue mostrándose tu rostro feliz de aquel día en Buenos Aires.

Mañana me traslado a Berlín, por lo tanto no podré escribirte hasta la próxima semana. No dejes de escuchar nuestra canción, no dejes de extrañar nuestros momentos, no dejes de sentir amor por mí.

Con amor, Gabriel
04 de octubre, 1983

Apagué la vela que poco iluminaba, cerré el cuaderno, pensé en tus ojos, y empecé a soñar:

Me gusta estar contigo, Sofía
- Pensé que no volveríamos a estar juntos, Gabriel

El cielo se tornó gris, el acordeón dejó de sonar, los gorriones cesaron su canto, el reloj detuvo su marcha, tu rostro se desvaneció entre humos rojos y se marchó al cielo de mis sueños.

Me levanté de la cama para iniciar mi viaje a Alemania. Estando allí, quise escribirte:

En Berlín, Alemania:

El viaje resultó como esperaba, llegué bien a esta gran ciudad. Cada día es más lo que te necesito. Cuento los minutos que faltan para que estemos juntos otra vez.

El día estaba despejado, así como a ti no te gusta. En la habitación hay un cuadro que se asemeja a los que solías pintar.

En el salón del quinto piso hay un piano, he estado practicando para darte un concierto el próximo mes, ya que algo me dice que nos veremos en noviembre, cosa que me asusta, pero tengo fe en que todo será mejor.

Te ama, Gabriel
10 de octubre, 1983


Los días siguientes pasaron rápido, perdí interés en escribir, empecé a recobrar el sentido y a percibir la realidad de manera más sensata.

Me dediqué a visitar las plazas y castillos de Berlín, me preocupé de practicar mi alemán y conocer gente nueva. Tuve ganas de reiniciar mi vida en Europa. Pero cuando noviembre finalizaba, brotó la necesidad de escribirte una última vez.

En un lugar extraño:

Las cosas han ido bien este mes, he conocido mucha gente amable dispuesta a estar conmigo, pero no aguanto más, te necesito en mi vida.

Por las noches me dan crisis de pena, de pánico, y no tengo en quién apoyarme. Tenías razón cuando me decías que dependo mucho de los demás, pero hoy tomé una decisión, iré a buscarte.

Gabriel
30 de noviembre, 1983

Esa fue la última carta que escribí antes de morir. Hoy estoy con Sofía en el cielo de mis sueños.


No hay comentarios:

Publicar un comentario