Caminando por la senda equivocada.

jueves, 6 de enero de 2011

Así pasó...se perdió en el tiempo.

Jamás podría olvidar aquella tarde, fueron casi seis horas de sentimientos revueltos, de confusión, de nervios, de felicidad y tristeza a la vez. Al principio el calor del sol servía de excusa para compartir un trago. La conversación era amena, la confianza crecía rápidamente. Los latidos del corazón iban cada vez más rápido. Por lo menos para el hombre que vestía esa polera naranja.
Ella quizá más tranquila, los abrazos eran lo mejor, las voces tiernas, la música de fondo, las horas pasaban y el sol se ocultaba.
Empezaba a helarse el ambiente, una manta cubría los dos cuerpos enamorados.
Luego de tan perfecta tarde, quedó el confuso recuerdo y la pena enorme por no encontrar nuevamente ese montón de sentimientos extraños.

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