Caminando por la senda equivocada.

jueves, 7 de julio de 2011

Em...

Pero extrañaba el mundo de las letras. El alcohol podía ayudar un poco, la historia se repetía.
Y es que las relaciones de los otros ya no le podían afectar más, debía dejar fluir cada situación, los ojos no sabían sonreír apropiadamente. 
Dale vuelta a la página, siente los sonidos secretos en tus oídos casi sordos.
Cegado a la histeria, cegado a la marea habitual de personajes inertes.
Y así volvían las lágrimas, el sollozo previo a la incomodidad habitual. 
Deja surgir un nuevo pensamiento, una historia que no encuentra el final en un llanto.


Recordó, así como de costumbre, el momento en que se conocieron. Recuerdos borrados por minutos que avanzaron sigilosos, voces curiosas que anunciaban algo desconocido, momentos irreales que escarbaban su cerebro complejo.


Lleno de nostalgia se encerró a observar las letras, lleno de ira se concentró en cegar sus inquietudes, lleno de inquietud decidió conservar sus creencias inexistentes. 
Dejad que recorra tu sangre, dejad que la pena abandone el escenario, dejad que los momentos se hagan por sí mismos, dejad que los perros ladren el alba.

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